By Susana Farran | Economia, España, Futuro, Noticias, Talento, Trabajo, Transformar | 0 Comments
“Demografía y Longevidad en España 2030” es el nombre de la primera Jornada sobre el Talento Sénior. Una iniciativa creada desde el Comité de Talento Action Tank de la Fundación Transforma España y el Círculo de Empresarios de Madrid.
Esta proyecto, que comprende cuatro jornadas, pretende crear diálogo y conversación en torno a cómo va a afrontar España el reto para identificar las medidas y aprovechar las oportunidades que pueden impulsar la gestión de este colectivo Sénior.
En esta primera jornada -con un foco más científico- se pone de relieve la tendencia biológica y demográfica que está viviendo España, con un fuerte y progresivo envejecimiento de la población.
Por un lado, se ha de tener en cuenta que este colectivo está formado por personas con una edad comprendida entre los 55 y los 60 años; lo que denominamos talento sénior y que, si tuviéramos que usar dos adjetivos para definir este talento, puede que los más relevantes sean experiencia y conocimiento.
Las reglas han cambiado y es verdad que el “talento sénior” de antes –de la década de los años 80- no es el mismo que el de ahora. No sólo aumenta la esperanza de vida sino que además tenemos una mejor calidad de vida a lo largo de toda ella. Rafael Puyol, catedrático de Geografía Humana por la Universidad Complutense de Madrid, comentó que “las personas que hoy tienen 75 años equivalen a las que tenían 65 años hace apenas una década: le hemos ganado 10 años a la vida”.
Si es así, ¿por qué atribuimos connotaciones negativas a un talento y a personas llenas de vida con mucho camino por delante? Tal vez se debería redefinir la edad de jubilación no ya solo en términos económicos sino en términos sociales.Hacerse viejo no es una enfermedad, es algo normal que nos pasará a todos, por lo que tal vez deberíamos dejar de asociar estos dos conceptos.
Habría que dibujar un nuevo marco semántico para la palabra ”sénior” para comenzar a cambiar nuestra actitud frente a ella. El talento sénior necesita sentirse activo a pesar de estar jubilado; y puede seguir siendo importante y necesario en la sociedad pues siguen teniendo actitudes, aptitudes y son útiles a la sociedad. No pueden pasar de todo a nada por una mera frontera administrativa.
Por otro lado, es un hecho que la pirámide poblacional de España está cambiando. La disminución de nacimientos, una esperanza de vida más alta y una población más longeva está haciendo que la pirámide demográfica se invierta cada vez más.
Si bien el contexto es completamente distinto a cuando se planteó y creó el sistema de pensiones –a principios del siglo pasado-, es necesaria una revisión y actualización; las cifras hablan por sí mismas y la situación llegará a ser insostenible con una reducción progresiva de la población activa y un incremento constante de la población dependiente.
Según las previsiones de los expertos, si la tendencia no se corrige, en 2050 cada trabajador activo tendrá que mantener a un pensionista en nuestro país.
La edad de jubilación fue establecida en España en 1919, cuando solo 1 de cada 10 individuos alcanzaba dicha edad. En 2030, un 25% de la población española tendrá más de 65 años y habrá más de tres millones y medio de octogenarios.
Si tenemos en cuenta estas cifras es inevitable pensar que debemos cambiar nuestro sistema de pensiones porque ya no solo afectará en el sistema económico sino que también habrá un gasto altísimo en el sistema sanitario; médico y farmacéutico.
Y si queremos asegurarnos un estado de bienestar al que podamos optar todos, necesitamos una cooperación intergeneracional. Con tanto talento sénior, ¿no sería un desperdicio no aprovechar tanta experiencia y conocimiento?
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